jueves, 19 de agosto de 2010

Preguntas sobre la crisis de Perejil

Hoy no opino solo expongo y que cada cual saque sus propias conclusiones

VICENTE LÓPEZ PASCUAL
Preguntas sobre la crisis de Perejil
Un desapasionado examen del contencioso hispano-marroquí puesto en marcha con la ocupación de la isla Perejil, muestra que, lejos de fortalecerse, los mecanismos de seguridad colectivos de la UE no han servido nada más que para abrir una brecha entre las relaciones de España con sus socios europeos, particularmente con Francia.
París ha dado la espalda a Madrid, poniendo en evidencia que el Gobierno francés no tiene ninguna intención de ayudar al Gobierno español si éste llegara a repetir un conflicto con Marruecos. La desconfianza mutua que invade las relaciones entre Madrid y París no beneficia en nada la posición de España en Europa, como ha quedado bien claro en esta última ocasión. Las diferencias entre los dos países, respecto a Marruecos, se ha hecho innegablemente dramática.
Habrá que preguntarse también el por qué la diplomacia europea en su conjunto ha hecho tan poco por aliviar el conflicto, permitiendo de manera asombrosa que el centro de gravedad de la crisis no estuviera ni en Madrid ni en Bruselas, si no en Washington. Una actitud más firme y clara de la UE habría sido esencial para hacer que la decisión norteamericana de intervenir fuese menos probable, o al menos no tan obviamente clara.
La debilidad de la seguridad colectiva europea pone al descubierto que los intereses de la UE rara vez son uniformes. Por consiguiente, los integrantes de ese sistema de seguridad han preferido más, en esta ocasión, la inacción que la acción conjunta, adornándola, eso sí, con brillantes generalidades.
Por ello, la pregunta que nos deberíamos hacer es si se evaluaron correctamente las consecuencias del éxito de la toma de Perejil, ya que parece que, en este caso, las evaluaciones españolas han seguido la decisión política en lugar de guiarla.
La decisión de tomar Perejil por España estuvo bien adoptada, pero ¿fue necesario rodearla del aparato propagandístico que se aplicó sin tener en cuenta las reacciones de nuestros aliados? ¿Quién diseñó la campaña sicológica antimarroquí que en algunos momentos pareció estar al servicio de una ideología de cruzado?
“En la vida —escribió Georges Bernard Shaw—, hay dos tragedias: una consiste en no lograr lo que más se desea, la otra es lograrlo”. España logró una victoria sin guerra, pero ¿ se evaluaron las consecuencias del día siguiente? La historia demuestra que lo más difícil no es tomar una posición, sino mantenerla. Y, en este caso, las reacciones de apoyo encubierto a Marruecos han dado un giro en la política internacional cuyo resultado más claro ha sido la falta de reflejos de la política exterior de la UE en beneficio de los Estado Unidos de América, que ha tratado como iguales a un país miembro de la UE y uno asociado, como es Marruecos.
Habrá que analizar desapasionadamente quién es el responsable de este escandaloso giro de los acontecimientos. ¿Quién ha fallado en la valoración de la amenaza marroquí? ¿Por qué no se ha tenido en cuenta que la valoración de la amenaza es un ejercicio permanente, en el que se trata de adivinar los medios y las posibles salidas del contrario? ¿Quién se ha quedado únicamente en la valoración de lo que se podía hacer “contra” Marruecos, sin evaluar el grado de su relaciones entre nuestros aliados?
Mostrar prisas es algo que rara vez apresura las negociaciones. Ningún estadista experimentado firma un acuerdo sólo porque su interlocutor se siente apremiado; es mucho más probable que aproveche tal impaciencia para tratar de obtener mejores condiciones. Y en el caso de Perejil las causas son más profundas. De hecho, la reclamación de Rabat sólo es un pretexto que esconde otros más estratégicos como la marroquinización de Ceuta, Melilla y el Sahara Occidental. Los acontecimientos están por venir. En las relaciones con Marruecos no hay un claro punto final, lo más probable es que la solución al problema de Perejil dé lugar a otro. Para ello se debería aplicar de inmediato una política de apaciguamiento, silenciando las declaraciones de quienes ven en Marruecos sólo un adversario peligroso. Hay que aplacar el patriotismo exacerbado y la tradicional suposición maniquea de que cada país es amigo o enemigo, ya que en el mundo real, son una combinación de ambas cosas.
Vicente López Pascual es licenciado en Derecho y master de Ciencias

Aznar acusa a Francia de haber respaldado a Marruecos en la crisis de Perejil
Cembrero, periodista de un diario nacional, revela que Chirac sugirió a Aznar «la entrega de todos los peñones españoles de la costa marroquí y también de Ceuta y Melilla». El autor de Vecinos alejados explicó que el mandatario popular está convencido de que «la crisis entre España y Marruecos no se puede explicar sin Chirac y su apoyo incondicional a Mohamed VI» y que la toma de Perejil buscaba «medir la reacción española a la hora de plantear una reivindicación global» sobre las ciudades autónomas.

No obstante, los colaboradores del inquilino del Elíseo desmienten en el libro que alentaran la acción de los gendarmes marroquíes, e incluso relatan que el líder francés abroncó a la hermana mayor del Rey, Lala Meryen, cuando conoció la noticia.

Cembrero considera que «Perejil fue el punto de inflexión en el que Aznar decide echarse en brazos de Bush», y esa misma teoría la mantiene en el libro Jorge Dezcallar, ex director del Centro Nacional de Inteligencia y ex embajador español en Rabat hasta el verano de 2001.

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