De entrada, me manifiesto TOTALMENTE contraria a legislar, en España, sobre el mal llamado burka.
Soy partidaria de que las leyes, normas y reglamentos se apliquen a todos y todas por igual y me dan pánico las “leyes especiales”. Las mujeres que viven en nuestro país, tengan la nacionalidad, religión o adscripción ideológica que tengan, deben ser protegidas por nuestro Estado de Derecho, que tiene, para ello, legislación y jurisprudencia suficiente (otra cosa es que se cumpla, que se haga cumplir con eficacia, etc…).
Debemos ser inteligentes y no dejarnos arrastrar por las “leyes proclama” y por los discursos del populismo tentador, ya sea éste de derechas o de izquierdas.
Ninguna persona encapuchada puede entrar en un espacio público (por cierto, tampoco se lo permitirán en uno privado). Ni pueden hacerlo las mujeres ataviadas con un velo integral -prenda de significado completamente distinto al más generalizado “pañuelo- que no permite identificarlas.
El uso del niqab (burkas, no hay en nuestro país) es absolutamente minoritario en España y, sin embargo, estamos a punto de tener más decretos, leyes y reglamentos sobre el niqab que mujeres que lo vistan.
La vejación que esa prenda supone para ellas, desde nuestro punto de vista, es indiscutible. Conviene, por lo tanto, no aislarlas aún más para no convertir a aquéllas que tanto queremos “proteger” en “las perseguidas”.
Y, por otra parte, nuestra hipócrita sociedad convive con otro tipo de burkas tan vejatorios y estigmatizantes como el de la foto que ilustra este post, que es un buen ejemplo.
La autonomía y la liberación de las mujeres, ésa es la herramienta… todo lo demás son propuestas simplistas, populistas y xenófobas. Lo siento.
Elena Valenciano
Soy partidaria de que las leyes, normas y reglamentos se apliquen a todos y todas por igual y me dan pánico las “leyes especiales”. Las mujeres que viven en nuestro país, tengan la nacionalidad, religión o adscripción ideológica que tengan, deben ser protegidas por nuestro Estado de Derecho, que tiene, para ello, legislación y jurisprudencia suficiente (otra cosa es que se cumpla, que se haga cumplir con eficacia, etc…).
Debemos ser inteligentes y no dejarnos arrastrar por las “leyes proclama” y por los discursos del populismo tentador, ya sea éste de derechas o de izquierdas.
Ninguna persona encapuchada puede entrar en un espacio público (por cierto, tampoco se lo permitirán en uno privado). Ni pueden hacerlo las mujeres ataviadas con un velo integral -prenda de significado completamente distinto al más generalizado “pañuelo- que no permite identificarlas.
El uso del niqab (burkas, no hay en nuestro país) es absolutamente minoritario en España y, sin embargo, estamos a punto de tener más decretos, leyes y reglamentos sobre el niqab que mujeres que lo vistan.
La vejación que esa prenda supone para ellas, desde nuestro punto de vista, es indiscutible. Conviene, por lo tanto, no aislarlas aún más para no convertir a aquéllas que tanto queremos “proteger” en “las perseguidas”.
Y, por otra parte, nuestra hipócrita sociedad convive con otro tipo de burkas tan vejatorios y estigmatizantes como el de la foto que ilustra este post, que es un buen ejemplo.
La autonomía y la liberación de las mujeres, ésa es la herramienta… todo lo demás son propuestas simplistas, populistas y xenófobas. Lo siento.
Elena Valenciano
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